El último viaje

Al final la encontré, aquí os dejo la carta publicada en el Diario de Alcalá, el día después del atentado:

EL ÚLTIMO VIAJE.

Cada mañana quedaba con mi colega en la cafetería de la estación. Aprovechábamos el breve encuentro para tomar un cafelito caliente antes de comenzar la jornada laboral.
Sentados en las diminutas banquetas, observábamos a una muchedumbre impaciente que se apiñaba en la barra del bar para buscar ese estrecho hueco que les permitiese capturar el desayuno.
Charlábamos apresuradamente de nuestras cosas, mientras apurábamos el último sorbo de café. Mi amigo cogía el tren hacia Madrid y yo me dirigía, en sentido contrario, para Guadalajara donde cursaba mis estudios de magisterio en la escuela universitaria.
Pero aquel viernes todo era diferente. Aquella cafetería tenía un aspecto irreconocible, con una tranquilidad pasmosa que jamás hubiera imaginado. Hoy nadie alazaba la voz para reclamar la atención del camarero ni se producían los típicos empujones para acomodarse en el mejor sitio.
Las máquinas tragaperras estaban apagadas. Un silencio irrespirable flotaba en este desconocido ambiente. Extraños personajes, con sus miradas perdidas, desfilaban lentamente por aquel lugar.
¿Dónde se encontraba toda la clientela que diariamente daba al local ese inconfundible aroma repleto de colorido y vitalidad?
Mi sombra se había transformado en la tristeza más profunda que me acompañaba en cada paso.
Entonces recordé su llamada.
Mi amigo no llegaría tarde a la cita porque un tremendo explosivo se cruzó en su camino. Su cuerpo inerte reposaba en un profundo "pozo" que constituiría su último viaje.

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