Sólo era un monigote

El otro día me levanté muy temprano y me fuí a dar un paseo por la playa.
El sol comenzaba a surgir lentamente de forma mágica y en poco tiempo empezó a brillar. Su luz era muy intensa y no podía mirarlo fijamente porque su resplandor me cegaba, sólo podía verlo de reojo para que mis retinas no fuesen lastimadas.
Mis pies descalzos pisaban la suave arena y de vez en cuando me acercaba hasta el agua para sentir las caricias de las olas.
Llegué al final de la playa y me tomé un descanso. Ante tal tranquilidad me puse a dibujar sobre la arena un simpático monigote.
Me alejé unos pasos para observarle con mayor detenimiento. El sol brillaba cada vez con más fuerza hasta que sus rayos rodearon al monigote haciéndole cosquillas y éste de forma alucinante se puso a sonreir.
A continuación se puso a correr, a jugar , a brincar ...y a vivir. Mi monigote se sentía feliz.
La temperatura iba subiendo y cada vez hacía más calor, entonces mi amigo se puso a visitar los blogs y descubrió que había un montón . Se puso a pensar para ver a cuál podía votar porque había muchos de gran calidad.
Como estaba tan contento no se acordó de que era un simple monigote, un simple granito de arena en la inmensidad del desierto. Y entonces llegó lo peor:
Una ola despistada le cogió a traición y borró su silueta de la arena de la playa abandonando este blog.
El monigote desapareció sin dejar rastro.
Me puse algo triste porque el monigote tuvo una corta vida pero a la vez me quedé tranquilo porque sabía que en ese tiempo que pasó por aquí, el había sido feliz.

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