Hoy es el séptimo aniversario del atentado 11-marzo, que causó 191 muertos y más de 2000 heridos.
Siete años después de la masacre, se ha perdido cualquier resto de los sentimientos y de la solidaridad de aquel día , desgraciadamente esto es un mal de nuestra sociedad dónde cada uno va a lo suyo y pasa de los demás.
Muchas víctimas procedían del corredor del Henares, o quizás habría que decir del corredor de la muerte.
Muchos viajeros hicieron su último viaje desde Alcalá, Torrejón, San Fernando, Coslada...
Aquel fatídico día, yo también me acerqué a la estación de Atocha para poner mi cartelito y una vela.
Recuerdo que había un montón de notas anónimas que con el tiempo se van olvidando, aquí os dejo alguna de ellas adaptadas al 2011.
- Todos seguimos viajando en aquellos trenes.
- El día que el tiempo se detuvo. Siete años después.
- Resumen del 11-M:recuerdo, rabia, dolor, impotencia y respeto por la víctimas.
En este blog soñador me quedo con aquella que decía:
Cómo la crueldad pudo romper tantos sueños.
Manolo,hay cosas en la vida difíciles de olvidar: una de ellas es la de ese día. Las victimas siguen residiendo en el corazón.
ResponderEliminarY todo para nada.
ResponderEliminarLa vida de la gente se quedó allí y el mundo sigue igual o peor, ni siquiera sirvió para que la "humanidad" haga tributo a su propio nombre.
Pero es lunes y yo te doy una noticia alegre: sondea entre los chicos de baloncesto cómo fue el domingo, por fín después de mucho esfuerzo y cuando algunos empezaban a verse sobrepasados e impontentes por los acontecimientos, ¡llegó una victoria!, esperemos que sirva como poco para que confíen en que el esfuerzo y la constancia SÍ que al final tienen su recompensa.
Un saludo.
Antonio.
- Pues sí Don Pedro.
ResponderEliminar- Gracias por pasar Antonio, echaba en falta tus comentarios. Espero que nos sigas visitando.
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ResponderEliminarAún recuerdo que "la fecha de autos" estaba yo trabajando en el colegio Dra. de Alcalá de logopeda y se presentó un abuelete a buscar asustado a su nieto. Me aseguró que habían puesto bombas en los trenes de la línea Alcalá-Madrid y quería llevarse a su nieto a casa. Yo, tomándolo a la ligera, no le hice mucho caso (aunque el personal de dirección, más enterado, accedió). Resulta que el colegio tiene su valla contigua a las vías del tren...
ResponderEliminarSólo al día siguiente, cuando una de las profesoras interinas que viajaba en el tren y nos contó que tuvo que ayudar a los heridos en medio de la tragedia pude darme cuenta de la verdadera magnitud del suceso.
Un recuerdo a todos los que quedaron a mitad del camino. Un estímulo a los que seguimos. La vida debe continuar. ¡Se lo debemos!
Yo también recuerdo anécdotas similares. Cuando veía las imágenes por la tele no era consciente de lo que estaba pasando. Pero cuando al día siguiente pasé por la estación de Alcalá sentí una gran tristeza al recordar la tragedia.
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