Mundial de Natación, con un sobre para la sincro.

La selección española de natación sincronizada se colgó ayer la medalla de plata, la segunda para la delegación y la sexta en el global de la ‘sincro’, gracias a su interpretación de aires hindúes ‘Samsara’ en la final de rutina libre por equipos (94,230), por detrás de una inalcanzable Rusia (97,400) y por delante de Ucrania (93,640). Sobresaliente actuación para las sirenas.

En la modalidad de saltos de trampolín de tres metros, el español Illana acaba sexto. Por otro lado, el saltador chino He Chong se proclamó, por tercera vez consecutiva, campeón del mundo en esta misma prueba, mientras que el español Javier Illana finalizó sexto como se dijo anteriormente, su mejor resultado en una cita mundialista.

 

Siguiendo con los saltos, pero en categoría femenina me llama la atención la actitud que presentan las saltadoras chinas. Está claro que estas chicas son las mejores y están un escalón por encima de las demás, lo que no entiendo es su falta de expresividad y esa frialdad congeladora al proclamarse campeonas del mundo. En una de las pruebas que vimos esta semana una saltadora quedó la primera y otra también china quedó la segunda, me llamó la atención que no se dirigiesen una sola palabra, una mirada de complicidad o un simple abrazo de felicitación. Si algún español gana el campeonato del mundo acabamos todos en la piscina.