12 marzo, el día después.

Hoy es 12 de marzo, el día después.
Podíamos decir que el Atleti pasó de ronda en la Champions, o que Nadal cayó en Indian Wells, o que Fernando Alonso es el piloto más conocido de Fórmula 1 pero yo me quedo con el sentimiento producido, el día después, tras el 11 de marzo porque hay cosas que no se pueden olvidar.
 
 

- Dejo mi carta publica en el Diario de Alcalá, el día después del atentado:

 
Cada mañana quedaba con mi colega en la cafetería de la estación. Aprovechábamos el breve encuentro para tomar un cafelito caliente antes de comenzar la jornada laboral.
Sentados en las diminutas banquetas, observábamos a una muchedumbre impaciente que se apiñaba en la barra del bar para buscar ese estrecho hueco que les permitiese capturar el desayuno.
Charlábamos apresuradamente de nuestras cosas, mientras apurábamos el último sorbo de café. Mi amigo cogía el tren hacia Madrid y yo me dirigía, en sentido contrario, para Guadalajara donde cursaba mis estudios de magisterio en la escuela universitaria.
Pero aquel viernes todo era diferente. Aquella cafetería tenía un aspecto irreconocible, con una tranquilidad pasmosa que jamás hubiese imaginado. Hoy nadie alzaba la voz para reclamar la atención del camarero ni se producían los típicos empujones para acomodarse en el mejor sitio.
Las máquinas tragaperras estaban apagadas. Un silencio irrespirable flotaba en ese desconocido ambiente. Extraños personajes, con sus miradas perdidas, desfilaban lentamente por aquel lugar.
¿Dónde se encontraba toda la clientela que diariamente daba al local ese inconfundible aroma repleto de colorido y vitalidad?
Mi sombra se había transformado en la tristeza más profunda que me acompañaba en cada paso.
Entonces recordé su llamada.
Mi amigo no llegaría tarde a la cita porque un tremendo explosivo se cruzó en su camino. Su cuerpo inerte reposaba en un profundo "pozo" que constituiría su último viaje.

Comentarios

  1. Sin duda este relato pone la piel de gallina y no debemos olvidar a todas las víctimas de este atentado

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  2. Literalmente y de corazón, Manuel: Te acompaño en el sentimiento.
    Recibe un fuerte abrazo, amigo.

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  3. Hola amigo, yo también quiero acompañarte en este día de dolor. Las víctimas siempre estarán en nuestro corazón, no debemos olvidarlas.

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  4. El mismo tren que explosionó en el Pozo, pasó junto al colegio Dulcinea en Alcalá. Las vías están justo al otro lado de la valla del patio de recreo. En un minuto estaría en la cercana estación. Allí, junto a la estación, los terroristas acababan de descargar sus mochilas de la muerte. Poco después las dejarían en el tren.

    Después del recreo, un abuelo asustado vino a recoger a su nieto, de cinco años. ¡Han puesto bombas en los trenes!, decía nervioso: pueden estallar más...

    A la salida, y en casa, fuimos recabando detalles del siniestro suceso. Algún compañero incluso viajaba en uno de los trenes y ayudó como pudo a las víctimas in situ. No quiso contar gran cosa y lo entiendo.

    Todos morimos un poco aquel día. Murió un poco nuestra inocencia.
    Un recuerdo a las víctimas directas y mi sentimiento para los que las conocían tan directamente.

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  5. He conocido tu blog a través de "Palabras a Punto".
    Yo también soy de Alcalá y perdí a una compañera de inglés de la Escuela Oficial de Idiomas.Además,otras dos personas cercanas a mí (el padre de un amigo de aquellos años y un amigo actual) estuvieron en esos trenes.

    Por cierto,mi padre,Nico,fue masajista del Juventud Alcalá de balonmano en Asobal (amigo de Puzovic,Demetrio Lozano y cía)dos años.Murió de un infarto hace casi cuatro años.

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  6. En esta masacre conocía a varios de los fallecidos y también a muchos de los heridos. Este relato es un juego de palabras mezclando diversos datos en el tiempo ya que este recorrido desde Guadalajara hasta Coslada, pasando por Alcalá, lo realicé durante varios años mientras estudiaba magisterio, mucho antes de los terribles atentados. Esta carta es solo una más, entre otras tantas que se escribieron en aquellos días, como todos esas pequeñas cosas que cada uno dejó en la estación de Atocha: una vela, un poema, un dibujo, una flor...

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