Cuentecillo del día después.

Como lo prometido es deuda, aquí dejo el cuentecillo que hemos creado, una vez que acabó la votación de los Premios 20blogs, con la colaboración de los colegas blogueros que quisieron comentar y dejar su aportación. 

 

 Había una vez un niño soñador que siempre miraba a su alrededor para aprender una nueva lección.

 (Nunca te acostarás sin aprender algo nuevo, le decía su abuelo)

El último día de febrero salió de su casa, cogió su abrigo nuevo, se puso su gorro de lana  y salió a recorrer el mundo con toda ilusión. Esperaba encontrarse con un amigo perdido con el que coincidió en una ocasión y al que hacía mucho tiempo que no veía.

Entonces tropezó y cayó, raspándose las rodillas. Al ponerse en pie, un vagabundo que estaba en la acera le miró y le dijo: "Nunca un mar en calma hizo experto marinero". El muchacho siguió con su carrera mientras las palabras del viejo le zumbaban por la cabeza...

“No hay mal que por bien no venga" así que, si he tropezado, quizá algo aprenda, pero ¡cojonas¡ cómo me duelen las rodillas…"

Pasó por el lugar una chica de la Cruz Roja y al ver a este niño en tal maltrecho estado, no dudó un instante en atenderlo y curar las doloridas rodillas.

El chiquillo se levantó y continuó su camino con la esperanza de que algún día encontrase a su amigo perdido.

Moraleja: "Si te caes siete veces, levántate ocho". (Proverbio chino)

P.D. Este cuento se ha generado con la colaboración de Todopreescolar, Merluzeando y la Rubia Produce. O mejor dicho gracias a la ayuda de Mariela, Rodrigo y Nuria.