Este fin de semana se ha estrenado la obra “De mutuo desacuerdo”,
con Toni Acosta e Iñaki Miramón en el Teatro Salón Cervantes de Alcalá de
Henares.
Ya se habló en la entrada anterior de las Fiestas de Alcalá
2014 en su aspecto deportivo. Hoy toca referirse al aspecto cultural centrándome en esta obra de teatro que se puso en escena la pasada noche en doble sesión. Yo asistí a la segunda función que se representó a las 22:30h.
La obra escrita por Fernando J. López, autor de novelas como La edad
de la ira (finalista del Premio Nadal) y obras como Cuando fuimos dos
(actualmente en su tercera temporada en el Teatro Infanta Isabel),
De mutuo desacuerdo es un retrato de las nuevas familias del
siglo XXI en el que no hay buenos ni malos, tan solo dos personajes que se
equivocan y que intentan enmendar esos errores del mejor modo posible. En la
obra se abordan temas como la pareja, la paternidad o la familia desde un punto
de vista que evita toda clase de discursos morales o simplificadores, y donde
ambos personajes poseen sus propias razones y argumentos, de modo que sea el
público quien busque con cuál de ellos desea identificarse.
Pudimos disfrutar de una comedia ágil, irónica,
contemporánea y ácidamente cotidiana. Mantiene una estructura dramática
construida a partir de los encuentros de los personajes conforme avanzan en su
relación obligada de pareja de divorciados con un hijo en común. Esta
estructura da el dinamismo a la puesta en escena, asistimos como espectadores a
estos encuentros y participamos con los protagonistas de sus razones y
motivaciones para defender su punto de vista en el nuevo modelo de familia que
ha desencadenado el fracaso de su relación.
El detonante de todos los problemas viene dado por el
desacuerdo entre ambos sobre la educación de su hijo, saliendo a escenas los
personajes del ámbito escolar (maestros, directora, pedagogo…) En esa
contradicción reside la hilaridad de la obra, porque pese a tratar temas
verdaderamente dramáticos, el humor se mantiene latente en el desarrollo de la
función. Pero sobre todo, el humor en la obra nace de la facilidad con la que
el público podrá reconocerse en las situaciones que se plantean. Enredos
cotidianos en los que se llevan al extremo muchas de las emociones que ponemos
en juego en nuestras historias de pareja (el orgullo, la inseguridad, los
celos…) y que se ven amplificadas cuando esas parejas se rompen.
Termina otro mes, despedimos las vacaciones veraniegas y entramos en el nuevo curso escolar.
MORALEJA:
Todo principio tiene un final.
¡A CURRAR!
Buena pinta tiene.
ResponderEliminarTu crónica me recuerda que apenas he ido al teatro en estos últimos años. Se impone apuntarse, al menos, a las funciones más próximas (en Guadalajara, si es posible). Hago propósito de la enmienda...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarMuy buena crónica, Manuel.
ResponderEliminarPercibo que la obra ha captado tu atención y que te ha gustado, por lo tanto será muy recomendable. Estaré atento a ver si vienen por aquí para ir a verla. Además el teatro me encanta. Gracias.
Un abrazo.