Hoy nos van a bombardear con las dichosas elecciones. Parece
el encuentro del año con las informaciones previas, durante y post-partido. Yo
voy a buscar alguna otra información que me sirva para desintoxicar del empacho
electoral.
Enredando por las noticias deportivas encontré la siguiente
carta escrita por un jugador de rugby.
Estimado Cristiano:
Te escribo esta carta en calidad de jugador de rugby. Hace
poco realizaste, a mi parecer, unas desafortunadas declaraciones al advertir
tras la conclusión de un partido, “que en lugar de fútbol parecía rugby"
porque un rival te dio una patada por detrás sin posibilidad de jugar al balón.
Quería aclararte que en el rugby está terminantemente prohibido patear a un
rival y que cualquier tipo de agresión está sancionada con la expulsión
directa. También te diría que el jugador expulsado, además de ser sancionado por
su club y por el comité reglamentario, pide disculpas en el vestuario a sus
compañeros al finalizar el encuentro por dejarlos en inferioridad e hipotecar
el trabajo de toda la semana. Para nosotros los partidos se juegan entre semana
(en los entrenamientos) y el fin de semana se posan los ensayos.
El rugby es un deporte de contacto, duro y agresivo, pero
nunca violento. En el rugby existen unos códigos de conducta honorable que
todos respetamos escrupulosamente, por lo que nunca verás a un jugador de rugby
simular una falta o una agresión. Se suele decir que la única mentira que está
permitida a un jugador de rugby es la que se dice al médico para seguir en el
campo. Este fin de semana un jugador recibió un golpe en la cara, le partieron
el pómulo y siguió jugando durante una hora para que su equipo no quedase en
inferioridad.
Habrás visto que nuestras camisetas llevan dorsales, que
indican la posición en el campo, pero no el nombre, porque no es importante
quien vista esa camiseta. Lo importante es que quien la vista “haga su trabajo,
sólo su trabajo, pero todo su trabajo”. Por eso cuando anotamos un ensayo nadie
lo celebra señalando su nombre, lo festejamos con los compañeros, los culpables
de que el balón nos llegue siempre en las mejores condiciones. Por eso no
entregamos Balones de Oro ni tenemos pichichis. Además nos dirigimos al árbitro
llamándole “señor”, sólo hablan con él los capitanes y nunca le culpamos de la
derrota porque somos conscientes de que nos equivocamos más veces que ellos.
Te diré que en el rugby impera la continuidad, que la
filosofía de juego incide en que la pelota siempre esté viva. Por eso cuando
ves un placaje, el placador suelta al placado al caer y el placado deja la
pelota en el suelo para liberarla. En el rugby la pelota siempre tiene que
estar en juego para que al final del partido se cumpla el primer mandamiento de
nuestro deporte: siempre gana el mejor. Se persigue severamente el anti-juego y se castiga con ejemplaridad, por
lo que nunca verás jugadores de rugby perdiendo tiempo o simulando lesiones. De
hecho, existe la figura del cambio de sangre, porque el lesionado, una vez
atendido, vuelve al campo por muy aparatosa que sea la herida, para seguir
ayudando a sus compañeros.
En el rugby el rival es adversario en el campo y compañero
fuera de él. Nunca enemigo porque tenemos en común una pasión y un código de
conducta que respetamos más allá del campo. De ahí que en el rugby hagamos
pasillo al rival, ganemos o perdamos, y compartamos unas cervezas en el tercer
tiempo después de dejarnos la piel en el campo. Por todo esto, Cristiano creo
que tu declaración fue desafortunada, entiendo que por desconocimiento de
nuestro deporte. Desde aquí te invito a acudir a un partido de rugby dónde y
cuándo quieras. Serás siempre bienvenido, tú y cualquiera. Y, por supuesto,
estás invitado a disfrutar con nosotros de unas cervezas en el tercer tiempo.
Sin más, salud y rugby.
Moraleja: después de la charla, toca correr por la banda para hacer el último ensayo. ¡A VOTAR!
Mis mejores deseos para estas fiestas de Navidad.
ResponderEliminarUn cálido abrazo