Ni la mítica final
de 1995 en la que, entrenando al Unicaja, estuvo a un paso de ganarle la liga
ACB al Barcelona tiene la relevancia del 'partido' que está jugando en la
actualidad el técnico Javier Imbroda.
El que fuera
entrenador, entre otros, del Real Madrid, Forum Filatélico o seleccionador
nacional está luchando a cuerpo partido contra un cáncer de próstata y, lejos
de abatirse, cuenta de manera desgarradora, pero con un punto de positivismo,
cómo está siendo la batalla contra la innombrable enfermedad.
Su misiva: 'Luchar
contra el cáncer es luchar por la vida' comieza así:
Hace algo más de un
año me diagnosticaron un cáncer de próstata. Al principio no lo parecía, y uno
que jamás había visitado un hospital, no se lo creía. Pruebas y más pruebas diagnósticas,
convirtieron mi estado anímico en una especie de montaña rusa emocional: ahora
parece que no es tanto, ahora parece que sí. Hasta que en la segunda biopsia,
se confirmó lo peor. Cáncer de próstata de grado 10, el más agresivo y con
metástasis en esa zona que no voy a detallar, para qué.
Con el diagnóstico
comienza un calvario, sobre todo porque sientes que la muerte te viene a
visitar y con intención de quedarse. La vida y su final te recorre la cabeza
multitud de veces. Desconoces qué sucederá. Te empiezan a hablar de
supervivencia, de retrasar lo que parece inevitable, de nuevas técnicas,
tratamientos varios, nuevos fármacos, escuchas y escuchas, y uno pasa
automáticamente a pertenecer al mundo de los indefensos pacientes,
inconscientes del tiempo que les queda.
Detalla todas las
pruebas a las que ha sido sometido:
Un montón de
pruebas diagnósticas sin dar en la tecla al principio, dos biopsias, dos
cirugías (una laparoscopia y otra cirugía abierta) de entre cuatro y cinco
horas cada una batallando en el quirófano. Postoperatorios durísimos con grave
infección incluida, tratamientos de hormonoterapia, seis ciclos de
quimioterapia, más pruebas, más análisis, siempre con el pellizco de no saber
si te estás curando, si todo lo sufrido tendrán los resultados deseados o no.
Actualmente pasada la segunda revisión, todas las pruebas y análisis salen
normales. Desconozco como cualquiera qué pasará en el futuro, pero ahora sigo
aquí.
Dicho esto, no
quisiera con estas líneas reflejar solamente el abatimiento que inevitablemente
sufres al saber qué te pasa y qué horizonte vas a tener, si es que vas a tener
horizonte. Sino transmitir con un lenguaje cercano, cómo afronté mi enfermedad
y cómo le hice frente (y aún sigo). Expresar mi testimonio personal, por si
puede ser de ayuda a quiénes como yo, lo sufrimos. Algunos médicos y amigos me
pidieron que lo hiciera porque pensaban podría servir de ayuda, y eso hago
modestamente, cuando me he visto con fuerzas para sentarme y expresarlo. Mi
mujer me decía que este era el partido que me faltaba por ganar, y en ello
estoy.
Remarca que:
Y esa esperanza, es
la que quiero trasladar a todos esos enfermos como yo de cáncer, diciéndoles:
Nunca te rindas.
Cada persona es un
mundo a la hora de la afección de la enfermedad y sus consecuencias. No todos
los cuerpos responden de la misma manera, pero sí mentalmente, podemos
responder con la misma fuerza. Tenemos que luchar hasta el último aliento
porque se puede salir, aunque todo se vea oscuro. Se puede, ¿cómo no?
Aquí tienes algunas
acciones de vida que me están sirviendo para salir adelante.
Y las enumera:
La enfermedad no te
puede sentir débil. El cáncer no entiende de pausas, va a por ti. No he querido
en ningún momento, ni en los peores, cederle a la enfermedad, cuando le puse
cara y ojos, ni un centímetro de posibilidades. A las adversidades hay que mirarlas
a la cara, una a una. No le he permitido ningún atisbo de debilidad. Fue
agresivo conmigo, pero yo también lo fui con él. Quería hacerle ver que se
había equivocado de cuerpo.
Sé activo. Dentro
de mis posibilidades, aquellas que te quedan, tras cirugías y tratamientos,
incluso durante ellas, mantener mi ritmo de vida. Es evidente que físicamente
quedas maltrecho, pero el mensaje que le estás enviando al cáncer es: ¡¡¡no me
vas a postrar!!!, voy a seguir con mi vida. Sí, ya sé, más limitada, pero sigo activo
mal que te pese.
No leas. Suele
ocurrir que cuando tienes la enfermedad, empiezas a leer, escuchar multitud de
casos y situaciones, testimonios, fallecimientos, todo relacionado con lo que
tienes, cuando antes te pasaba de refilón. No leas, no sientas la tentación de
querer entender qué te está sucediendo porque te sumergirás en un pozo, y no
solucionarás nada. Hay personas aficionadas a querer saber más que los médicos,
y eso es perder el tiempo. Dedica tus energías a curarte y a vivir.
Habla con tus
células sanas. Como sabemos, el cáncer es como un ejército invasor. Un ejército
formado por células que se han cambiado de bando y se han unido al enemigo. No
se conforma con atacar un territorio, sino que envía otros destacamentos a
conquistar nuevas tierras. Esas células malas, muy bien camufladas, intentan
convencer a las sanas y ganarlas para la causa del invasor. Responde esa
invasión con el poder de la mente. He tenido y sigo teniendo conversaciones con
mis células sanas, para que no se dejen convencer por las malas. Que no se
fíen, que están al acecho.
Que no se dejen
convencer, que luchen por nosotros, que las identifiquen y vayan a por ellas,
yo les ayudaré. Nuestra vida está en juego. En esas conversaciones, también las
preparé para la quimio. Les expliqué que la toxicidad que la quimio provoca,
era necesaria para eliminar a esas células malas, y que lucharíamos para que el
organismo se resintiera lo menos posible. Teníamos que entender su necesidad.
Esta preparación mental me ha permitido tolerarla muy bien. Y sigo conversando
con ellas, no hay margen para la relajación.
Haz ejercicio
físico, el que puedas. No renuncies a tu ocio, no he renunciado a mi ron y
habano cuando ha encartado, a tu risa, a tu vida. Evita follones varios. No te
instales en el lamento, no des pena. Adelante. Esto que vives, te da otra
perspectiva de la vida. Nunca necesité vivir ningún drama para saber valorar la
vida que tenemos. Con más razón ahora. Estamos de paso. La vida es demasiada
corta como para penarla y gastarla en menudencias. Echa una mano a los que
tienes a tu alrededor dentro de tus posibilidades, y sobre todo, da gracias a
la vida.
Concluye así, en
plan guerrero:
No quiero terminar
estas líneas sin agradecerle a mi mujer sus desvelos por cuidarme, siempre
cerca, sufriendo conmigo y compartiendo tantos duros momentos. Pero nunca
dejamos de sonreír. Y junto a ella, nuestros hijos, hermanos, resto de familia,
en especial mi sobrino, Dr. Romero Imbroda, mi médico de cabecera, y amigos,
entre ellos mi ángel de la guarda, Dr. Miguel Ángel Guzmán, una tabla de
salvación donde pude apoyarme. Al Dr. Machuca, urólogo, mi cirujano y su
equipo, y al Dr. Olmos, oncólogo y su equipo, por velar por mi salud.
Luchar por la vida,
no dudes de que es posible.
Sentida pero serena carta de este gran deportista, una leccion de honestidad y deportividad..
ResponderEliminarAbrazos..
Cierto.
EliminarOtro abrazo para ti.
Un gran testimonio de un gran hombre digno de ejemplo, ójala lo lea mucha gente.Saludos
ResponderEliminar¡Ojalá!
EliminarPasa una buena semana Charo.
Un abrazo.