Amanece en la ciudad condal.
Da gusta pasear tempranito, después no hay quien ande por las calles abarrotadas.
Tras el encuentro tocaba recorrer la ciudad.
Dejamos atrás a uno de los artistas del balón, el gran Johan Cruyff.
Tomamos un refrigerio al lado de la Sagrada Familia.
Y como en cualquier viaje, el barco llega al puerto.
Los viajeros se despiden y cada mochuelo se dirige a su olivo.
He estado en un par de ocasiones y me ha decepcionado bastante, sobre todo por el estado del metro y de la ciudad en general. O soy yo o no la cuidan como deberían...
ResponderEliminarAhora aún se puede pasear... en verano es imposible.
ResponderEliminarNo cabe un alfiler.
Hola Manuel, buenos días vives en una ciudad preciosa, de dos veces que he pasado por Barcelona de camino a Andorra, siempre me quedo con ganas de ver la Sagrada familia.
ResponderEliminarMuy buena entrada.
Saludos de flor.