El Camino con Discamino.

Todas las personas merecen vivir experiencias con las que crear recuerdos de por vida, sin embargo, para algunas, conseguirlo no es fácil. En ocasiones, las limitaciones personales son la barrera que les frena para cumplir sus sueños.

Hoy hablaremos de las puertas que se abren para hacer realidad, las metas de las personas con diversidad funcional y dejaremos atrás los frenos que se lo impiden.


Esta semana tuve la suerte de asistir a la conferencia celebrada en Alcalá de Henares impartida por una de las asociaciones que rompe con las barreras, con el alma de Javier Pitillas conocido por su apoyo a la solidaridad. 

DisCamino nació en agosto de 2009 para ayudar a personas que tienen diversidad funcional o de otro tipo a hacer realidad su sueños.

Su principal actividad se centra en ofrecer la posibilidad a estas personas de hacer el Camino de Santiago sobre ruedas con la ayuda de un copiloto en tándem a los volantes de un triciclo, lo que llaman el DisCamino de Santiago.

Este grupo de intrépidos se atreven con todo tipo de aventuras con las que sueñe la persona con diversidad funcional y siempre tienen en su mente... cumplir un nuevo sueño.

DisCamino de Santiago tiene un origen muy especial, ya que su punto de partida coincidió con la llegada de un chico sordo-ciego a la plaza de Obradoiro, el final del Camino de Santiago. Este es Gerardo, pionero del DisCamino de Santiago y los peregrinos aventureros.

La historia comienza cuando este chico de Vigo contacta con Javier Pitillas para poner en marcha un reto al que estaba deseando enfrentarse: hacer el Camino de Santiago. Para ello, Javier nos cuenta las dificultades que encontraron para ubicar una bicicleta que cumpliera con todas las necesidades y medidas de seguridad que requerían.

Finalmente se hicieron con ella por Internet, un triciclo con posibilidad de usar en tándem y conducir desde atrás, ya que Gerardo tenía discapacidad visual.

Cuando llegaron a Santiago, Gerardo le dijo a Javier la frase que marcó el inicio de DisCamino: «Busca más gente con problemas como yo para hacer el camino muchos años», para que otra gente pudiera disfrutar lo que él había disfrutado.
Con DisCamino, el tándem deporte y discapacitados se convierte en «ejercicio para el cuerpo y alimento para el alma», como asegura Javier Pitillas.


Para terminar esta entrada me gustaría mandar un fuerte abrazo a todos lo que terminan el Camino a pesar de las dificultades. En la imagen salgo junto a Pablo Paz que es uno de los componentes de la Asociación del cual aprendí un montón.
Siempre es bonito soñar porque hay veces que los sueños se convierten en realidad.

Comentarios

  1. Hola a todos.
    Esta entrada de Manuel me ha recordado el encuentro en uno de mis caminos de Santiago (Camino Primitivo en el año 2000) con un personaje singular. Se trataba de Gabriel Villalonga al que conocimos en la última etapa y con el que charlamos en el restaurante de Lavacolla. Hacía el camino desde Sarriá
    (110 km.) en silla de ruedas y sin ayuda. Simpático y decidido. Salió en la prensa pues su hazaña era propia del libro Guinnes de los records.

    Reproduzco las impresiones del encuentro extraídas de mi diario de peregrinación de entonces:

    "26-7-2000 (Arzúa-Santiago)
    Por la mañana, al pasar por Arzúa volvimos a encontrar a los tres de Oviedo
    que estaban desayunando en un bar (Desde Cádabo aprovecharon el fin de
    semana paterno y su auto para acercarse por Lugo, dormir en casa de un
    familiar, y adelantarse hasta Palas. ¡Así ya se puede!) . Desde Arzúa a Santiago
    son más de 40 kilómetros pero decidimos hacerlos de un tirón. La visión de los
    albergues abarrotados nos impulsó a hacer una etapa intensa. No fue difícil, los
    kilómetros gallegos son más pequeños que los asturianos (sic).... Además encuentras
    multitud de lugares donde reponer fuerzas. Algunos surgen en el camino como
    setas, bajo el influjo de esta corriente humana ávida de un lugar de reposo. Los
    mojones empiezan a indicar las distancias cada 500 m. Los bosques de
    eucaliptos se apoderan del paisaje. No dejan de aparecer casas y edificaciones
    de cuando en cuando. Llegamos a Arca donde hay un albergue. Dejamos atrás
    los grupos que se quedaban y seguimos hacia el aeropuerto de Santiago.
    Pasábamos por allí a la hora de comer y ya había algunos grupos de peregrinos
    zampando en minúsculos merenderos que hay al lado del camino. Decidimos
    llegar hasta Labacolla, donde hay varios restaurantes y comer allí. En el
    restaurante tuvimos por vecino de mesa a un chaval joven, en silla de ruedas,
    que estaba haciendo el camino. Era una experiencia con record pues hacía, sin
    ayuda, el camino desde Sarriá (110 km). Por lo que nos contó las había pasado
    "caninas" y juraba que era cosa de locos, que jamás lo repetiría... Sin embargo
    estaba cerca de Santiago y se preparaba para dar el empujoncito final... Salió
    poco antes de nosotros. Le alcanzamos y adelantamos en una rampa, poco antes
    de las instalaciones de la Radio Televisión gallega. Poco después le vimos aparecer a nuestra
    espalda moviendo a fuerza de biceps las ruedas de su silla. Logró adelantarnos
    en una rampa suave y superar otra pendiente mayor antes de que pudiéramos
    alcanzarle. Tuvo que pararse varias veces a descansar, en medio de la carretera,
    pues el desnivel hacía casi inverosímil la ascensión. Al final coronó la pendiente y
    no volvimos a verle hasta el Monte do Gozo, donde compartimos los sentimientos
    de la llegada. Se alegró de volver a vernos. Fuimos, dice, los únicos peregrinos a los
    que adelantó -nos confesó-, y nos alegramos de ello.

    ResponderEliminar
  2. Si alguien está interesado en saber algo de la vida de este personaje en este blog he encontrado una interesante semblanza de su filosofía de vida.
    https://conmardefondo.blogspot.com/2013/01/el-viajero-de-las-piernas-rodantes.html

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

El blog se alimenta con tus comentarios.
Gracias por dejar tu huella ♥